Descanso

Un buen descanso podría salvarte de un ACV: especialistas advierten los riesgo de dormir mal

una persona con insomnio, más radiografia de una persona sufiriendo un ACV.

Descansar bien tiene gran impacto en nuestras salud, transformándose en un factor clave en la prevención de enfermedades graves como el accidente cerebrovascular (ACV). Un sueño insuficiente o de mala calidad puede alterar múltiples sistemas del cuerpo, incrementando el riesgo de desarrollar condiciones que predisponen a un ACV.

De acuerdo a una publicación realizada por la revista Stroke en el 2017, las personas que padecen cuadros de insomnio aumentan la posibilidad de sufrir un ACV, en comparación a las que no lo tienen. Mientras que en 2020 la revista “Sleep Medicine Reviews” comprobó que el insomnio se asocia con un mayor riesgo de ACV, en especial al género femenino. 

A su vez, se suma la conexión que hay entre el sueño e hipertensión arterial convirtiéndose en el principal factor de riesgo para un ACV, y el sueño cumple un rol directo en su regulación. 

Esto se explica mediante el ciclo del sueño, ya que en las etapas más profundas, la presión arterial disminuye naturalmente en un fenómeno conocido como “descenso nocturno”. Cuando el descanso es interrumpido, ya sea por insomnio o por trastornos como la apnea del sueño, este descenso se ve afectado, lo que puede mantener la presión elevada tanto de noche como durante el día.

Acá, te compartimos una breve guía con puntos que debes tener presente sobre el impacto tiene en tu organismo el dormir mal y unos consejos que te pueden ayudar en tu rutina diaria:

Una bomba de tiempo: Enfermedades cardiovasculares y trastornos del sueño

Existe amplia evidencia que vincula el mal dormir con enfermedades cardíacas. La privación o fragmentación del sueño aumenta la posibilidad de desarrollar arritmias, insuficiencia cardíaca e infarto de miocardio, todos factores que, directa o indirectamente, incrementan el riesgo de ACV. En particular, la apnea del sueño se relaciona con la fibrilación auricular, una arritmia que puede provocar ACV isquémico.

Cuida tu salud mental: Estrés crónico y sistema nervioso 

La falta de descanso también tiene consecuencias en el sistema nervioso. Dormir poco activa el sistema simpático —responsable de las respuestas de estrés— y genera un estado de alerta constante que eleva la inflamación y desregula funciones vitales como la presión arterial. A largo plazo, esto contribuye al desarrollo de enfermedades cardiovasculares.

Los trastornos del ánimo, como la depresión y la ansiedad, suelen coexistir con problemas de sueño. Esta combinación potencia el riesgo de ACV, no solo por los efectos fisiológicos —como mayor presión arterial e inflamación— sino también por el impacto en los hábitos: mayor sedentarismo, tabaquismo y menor autocuidado.

Los efectos en tu metabolismo y enfermedades como la diabetes tipo 2

Dormir poco o mal también puede alterar las hormonas que regulan el apetito —como la leptina y la grelina— provocando mayor sensación de hambre y favoreciendo el sobrepeso. La obesidad, especialmente la abdominal, se relaciona con hipertensión, diabetes y niveles elevados de colesterol, factores que incrementan el riesgo cerebrovascular.

Que junto con lo anterior, el descanso insuficiente afecta directamente el metabolismo de la glucosa, favoreciendo la resistencia a la insulina y el desarrollo de diabetes tipo 2. Esta enfermedad, especialmente cuando está mal controlada, daña los vasos sanguíneos cerebrales, acelera la aterosclerosis y eleva la inflamación, todo lo cual aumenta el riesgo de ACV.

Consejos para cuidar el sueño y reducir el riesgo de ACV

  • Duerme entre 7 y 9 horas por noche: Dormir menos de 6 horas o más de 9 puede aumentar el riesgo.

  • Que un médico de examine: Si sufres de un trastorno o apnea del sueño, es fundamental el diagnóstico y tratamiento, ya sea con dispositivos CPAP o cambios en el estilo de vida.

  • Mantén horarios regulares: Acostarte y levantarte a la misma hora ayuda al equilibrio hormonal y metabólico.

  • Evita los estimulantes antes de dormir: Reduce el consumo de cafeína, alcohol y tabaco en las horas previas al descanso.

  • Ten controladas tus enfermedades crónicas: Mantener bajo control la hipertensión, la diabetes y la obesidad es clave para proteger el cerebro y el corazón.